Ayothaya es una paradisíaca ciudad ubicada frente a la costa del Rune Midgard, un pueblo tranquilo en las profundidades de un bosque a orillas de un gran río. Es por ello que han adoptado una arquitectura arcaica pero funcional, erigiendo sus casas sobre pilotes por encima de las tranquilas aguas. Al norte del pueblo se encuentra un santuario dorado, adornado con joyas preciosas y custodiado por grandes estatuas. Sin embargo, muy cerca hay una ruina antigua, y en sus profundidades habitan monstruos nunca antes vistos en Midgard.
Después de que se descubrieran las ciudades de Amatsu, Kunlun y Louyang, Rune Midgard se vio enormemente beneficiado en el ámbito cultural, pero donde mas hubo ganancias fue en el aspecto económico, todo esto generado gracias a las actividades mercantiles producto del revitalizado comercio exterior, donde se exploto la importación y exportación de materias primas, la minería y el turismo, situación perfecta donde las naciones involucradas pudieron lucrarse.
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Mientras tanto en Rune Midgard, el rey Tristan III, estaba complacido. Reconociendo que la era de la exploración estaba en su máximo auge, el rey decretó que quien descubriera más tierras desconocidas sería generosamente recompensado. Ayothaya está conectada a través de una ruta oceánica con Amatsu, Kunlun y Louyang; era solo cuestión de tiempo antes de que los aventureros de Rune Midgard la descubrieran. Allí, los exploradores encontraron una sociedad adherida a una religión que glorifica la naturaleza y enfatiza la armonía con la tierra y su gente.
Los Midgardianos se sintieron atraídos por Ayothaya por sus santuarios de oro y esmeralda, cautivados por las estructuras construidas justo sobre las tranquilas aguas. Quedaron aún más impresionados por la artesanía de los mercados flotantes de Ayothaya. El intercambio comercial que se creo fue generalizado, no solo materias primas y minerales se comercializaban, recursos alimenticios fueron incluidos en las dietas de ambos pueblos, productos como pescado y camarones generaron aporte a sus propias gastronomías en forma de deliciosas obras maestras culinarias. La gente de Ayothaya es gente devotamente religiosa, que cree en vivir en paz con la naturaleza y con sus semejantes. No es de extrañar que los ayothayans no tuvieran problemas para aceptar a extraños e influencias culturales externas. Muchos lugareños dieron la bienvenida a los visitantes de Rune Midgard.
Sin embargo, a pesar de la atmósfera aparentemente pacífica y tranquila del pueblo, hay un oscuro y melancólico secreto entre sus residentes. Una terrible leyenda acecha a Ayothaya, una que describe la existencia de una antigua ruina cercana. Aquí, se rumorea que habita una terrible bestia devoradora de hombres. La historia de esta criatura legendaria pronto encontró su camino entre los aventureros de Rune Midgard. Intrigados por la leyenda, los normandos siempre en busca de la aventura. la riqueza y la gloria decidieron explorar las ruinas y descubrir la verdad detrás de ellas de una vez por todas.
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