
Epitus fue la primera civilización que consiguió vivir en el desierto. Desarrolló una ciudad construida para honrar a dioses antiguos antropomórficos, diferentes de los Aesir. Tenían una cultura avanzada en ingeniería hasta el punto de poder construir una ciudad tan rica en monumentos, que harían que los Monumentos de la Amistad en la avenida central de Prontera, pareciesen obra de niños jugando con barro. Pero todo eso se derrumbó en doce días con la llegada del gigante Morroc.



