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Epitus fue la primera civilización que consiguió vivir en el desierto. Desarrolló una ciudad construida para honrar a dioses antiguos antropomórficos, diferentes de los Aesir. Tenían una cultura avanzada en ingeniería hasta el punto de poder construir una ciudad tan rica en monumentos, que harían que los Monumentos de la Amistad en la avenida central de Prontera, pareciesen obra de niños jugando con barro. Pero todo eso se derrumbó en doce días con la llegada del gigante Morroc. 

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La lucha entre Thanatos y el monstruo se situó en el desierto de Sograt, duró diez días y diez noches, tiñó el cielo de rojo e hizo llover en el desierto. Thanatos se irguió victorioso en el confrontamiento, sellando a Morroc en Muspelheim de nuevo, como sello elevó un castillo, haciendo un ritual que le cobró un alto precio. Esa es la versión mas aceptada por la comunidad científica de la República de Schwartzwald y por el Reino. Y también explica la leyenda de que la luna en Morroc es roja: es el gigante tratando de retornar.

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La ciudad que nació alrededor del castillo fue creada por mercaderes corruptos que no pretendían pagar las tasas de impuestos para la corona. El nombre de la ciudad procede de haber sido creada ealrededor del sello de Morroc, lo que explica que la ciudad tenga el nombre de un monstruo como ese. Creció con el dinero de los mercaderes que invertían en su propio confort y seguridad, creando una de las ciudades mas conocidas. Actualmente Morroc no es la misma ciudad que era de antaño, con la resurrección del demonio Morroc todos los restos de la grandiosa Joya del Desierto desaparecieron, dejando atrás únicamente dolor y destrucción. El sacrificio de los héroes de la antigüedad para sellar el mal encarnado y la mayor amenaza de Midgard fue en vano, y el Culto de Morroc tuvo su victoria.

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Los escombros de la ciudad y el desierto 
alrededor se tiñeron de rojo en cuanto innumerables seres la tomaron tras su resurrección, ahora libres de sus ataduras, toda esperanza fue perdida. Los augurios de la destrucción se esparcen, tan sombríos como la noche gélida del desierto. El mal capaz de distorsionar la propia realidad vaga por la tierra, ansioso por consumir el resto del mundo. El mayor peligro que el continente de Rune Midgard podría enfrentar regresó.

El Emperador Morroc resurgió.